Kurt Bodewig Bundesminister a.D.

Debate de la Fundación Friedrich Ebert y la Fundación Konrad Adenauer

12.07.2007

Muy distinguidos señoras y señores: Estoy muy complacido de tener la oportunidad de dirigirme hoy a ustedes en el marco de un evento fruto de la cooperación entre la Fundación Friedrich Ebert y la Fundación Konrad Adenauer. Aunque la coalición de gobierno entre cristianodemócratas y socialdemócratas actualmente existente en Alemania también sea objeto de un seguimiento muy atento desde España –precisamente porque una constelación de este tipo no sería posible aquí–, me complace tanto más que las fundaciones políticas hayan dado aquí en Madrid el paso de organizar un evento conjunto. Agradezco vivamente la invitación, a la que correspondo con mucho gusto.

Antes de abordar los resultados de la Presidencia alemana del Consejo de la Unión Europea en el ámbito de la política exterior quiero referirme brevemente a la Cumbre de Bruselas y al compromiso alcanzado. El resultado es un tratado de reforma que apuntala la competitividad de Europa en un contexto compartido con otros actores globales como los Estados Unidos de América, Rusia, China o Brasil. Pero ese resultado ya no es un tratado constitucional, faltan los elementos constitucionales, no solo la bandera o el himno.

En Bruselas la Presidencia alemana del Consejo resolvió una tarea ciclópea: a pesar de las difíciles condiciones y tras arduas negociaciones puso en marcha una nueva reforma de los tratados de la UE. A la habilidad de la Presidencia alemana, a su perseverancia y a su voluntad de mediación se debe que la UE pueda por fin resolver la cuestión constitucional. Con el concurso de Polonia. No fue fácil. Pero merecía la pena. Una Conferencia Intergubernamental se encargará ahora de elaborar el nuevo tratado en todos sus detalles.

Si el Consejo Europeo no hubiera alcanzado ningún resultado, ello tampoco habría supuesto el hundimiento de Europa, pero sin duda alguna habría tenido consecuencias difícilmente descriptibles. Por consiguiente, que tal cosa se pudiera evitar reviste máxima importancia. “Conseguimos lo que queríamos”, afirmó la Canciller Federal Angela Merkel al término de las conversaciones. Europa, añadió, ha salido del punto muerto en que se encontraba; el mandato resultante es una “tarea comunitaria”. Coincido plenamente con su valoración. Pero al mismo tiempo he de decir que únicamente se logró el máximo de lo que se podía alcanzar, pero no el máximo de lo que se aspiraba a alcanzar. Con todo, el tratado de reforma incorpora el 90% del contenido esencial de la Convención.

Desde el resultado negativo de los referendos en los Países Bajos y Francia la cuestión constitucional pendiente pesaba como una losa sobre la UE. A mi juicio, el resultado, en conjunto, es apreciable. Al fin y al cabo la Presidencia alemana tuvo ante sí unas negociaciones como nunca antes las había tenido.

Sobre las exigencias planteadas por Polonia poco hay que discutir a estas alturas. La influencia de los Estados o el peso político de los Estados miembros no se pueden medir únicamente por la ponderación de votos en el Parlamento Europeo y en el Consejo. También tiene algo que ver con el modo y manera en que se conforma la política y con la aportación financiera de los respectivos Estados miembros. Yo ya me di por satisfecho con que Polonia no exigiera, además de la solución de la “raíz cuadrada”, por añadidura un plus gemelar como condición previa. Pero permítanme que, llegado a este punto, haga una observación: No debemos admitir que euroescépticos como los gemelos Kaczynski, el Presidente checo Václav Klaus o los británicos determinen el debate europeo con una mentalidad de pura “zona de libre comercio”. No, los amigos de la Constitución no son solo los dos tercios que ya la ratificaron, sino otros más que se mantuvieron a la espera. Los valedores de la integración europea tienen que aunar esfuerzos y hablar con una voz poderosa.

Si los gemelos Kaczynski tuvieran coraje, no proclamarían “raíz cuadrada o muerte” sino que convocarían un referéndum para que la población polaca se decidiera entre la Constitución o la salida de la UE. Si lo hicieran, sufrirían una derrota aplastante, porque según los datos del Eurobarómetro la población polaca es más proeuropea que la media de la ciudadanía de la Unión. Ahora bien, no es mi intención ponderar las virtudes del compromiso, porque está claro que el texto del tratado es más farragoso. Lamentablemente, este tratado “simplificado” seguirá siendo en el futuro un tratado complejo y difícil de leer y comprender. A tenor de las muchas excepciones, declaraciones y protocolos no hay más remedio que preguntarse si a fin de cuentas, por la puerta trasera, se ha terminado por introducir una Europa de dos velocidades. En particular después de que Gran Bretaña, que ya en su día no se sumó a la Unión Monetaria ni al sistema Schengen, tampoco participe ahora en la protección de los derechos fundamentales ni en gran parte de la política de justicia y asuntos de interior (JAI) y adopte una posición de reserva en la política exterior y de seguridad. La tardía introducción de las dobles mayorías –a petición de Polonia– también ensombrece el resultado. En este punto habría sido deseable un mayor espíritu comunitario. Por cuanto la actitud de fondo de algunos Estados miembros frente a la UE desde luego que causa reticencia.

Además, la eliminación de los símbolos, la vuelta a los reglamentos y directivas para denominar los actos comunitarios y la supresión de la primacía del derecho comunitario generan un déficit de transparencia y liquidan los pocos elementos que permiten una identificación de la ciudadanía con la UE. Aunque el Ministro de Asuntos Exteriores europeo se denomine “Alto Representante”, es preciso que sea también vicepresidente de la Comisión.

En los próximos años se podrá comprobar si y de qué modo la UE puede seguir profundizándose para que la Europa social aborde con éxito los retos que plantea el futuro. En particular Polonia y Gran Bretaña van a tener que decidirse. En la Conferencia Intergubernamental encargada de redactar el tratado de reforma ya podrán demostrar si están dispuestas a colaborar animadas del espíritu europeo. En el marco de la Conferencia Intergubernamental de lo que se trata es de crear una nueva relación de confianza.

La Conferencia Intergubernamental encargada de redactar el tratado de reforma también es un ejercicio para expertos juristas. El acuerdo político ya se ha alcanzado. Por tanto, la Conferencia Intergubernamental tendrá un carácter más técnico que político. En el pasado las cosas fueron distintas. Las últimas conferencias intergubernamentales siempre fueron de naturaleza política.

Sería conveniente que ahora, sobre la base del tratado, se hiciera política y no se volviera a planear una revisión de los tratados. Desde la aprobación del Acta Única Europea en 1987 ha habido revisiones de los tratados cada cinco o seis años. Ahora tenemos que tomarnos un respiro. En este punto de mi exposición quiero subrayar que no se haría justicia a la Presidencia reduciendo el balance exclusivamente al resultado alcanzado en Bruselas.

¿Qué resultados hemos obtenido en el ámbito de la política exterior y de defensa? En conjunto, he de subrayar que al inicio de la Presidencia en este ámbito se presentaba una agenda difícil. El orden del día incluía temas como Kosovo, Serbia o el fortalecimiento de la política de vecindad, temas que, como es sabido, la Presidencia no puede seleccionar a su antojo. Y a dichos temas se les unían otros como las relaciones de la UE con Rusia, las negociaciones de adhesión con Turquía y Croacia y las relaciones transatlánticas con los Estados Unidos de América y Canadá.

En conjunto, a mi juicio cabe constatar lo siguiente en este ámbito: A nivel internacional la UE demostró su capacidad de actuación como actor global. En el plano internacional la UE es un socio fuerte y reconocido.

Bajo la Presidencia alemana se consiguió proporcionar importantes impulsos en el ámbito de la política exterior, siendo especialmente notables los éxitos alcanzados en cuanto al compromiso multilateral.

Piensen ustedes en la Política Europea de Vecindad (PEV). Esta política se sigue profundizando con miras a las regiones vecinas orientales y sudorientales. En particular está previsto profundizar la cooperación económica con los socios de la PEV, con especial atención a la política energética y la mejora del clima de inversión. El objetivo es concluir nuevos y amplios acuerdos de libre comercio. Así quedó de manifiesto en el informe de situación sobre la PEV. En las relaciones de la UE con Rusia se han logrado avances, pero también ha habido problemas en las negociaciones de un acuerdo de asociación y cooperación moderno debido al permanente conflicto sobre las exportaciones agrícolas polacas o, respectivamente, las importaciones de carne a Rusia. Sin embargo, también se reiteró que la asociación estratégica no tiene alternativa. Se han logrado avances concretos en la cooperación en materia energética (creación de un mecanismo de alerta temprana en el sector energético), en la seguridad de las inversiones y en los campos de la educación e investigación.

En el marco de las negociaciones de adhesión con Croacia se han abierto otros siete capítulos. Además se completó el proceso de escrutinio (screening). Las negociaciones con Turquía se han ampliado a otros tres capítulos.

Las relaciones transatlánticas recibieron un redoblado impulso a través de la exitosa cumbre EU/EE.UU. del 30 de abril. Está previsto fortalecer la asociación económica transatlántica y la cooperación en el ámbito de la política energética y climática. Se trata de potenciar las relaciones económicas y sobre todo de elaborar estándares conjuntos, lo que permitirá reducir los costes de las empresas. Asimismo se concluyó un acuerdo de transporte aéreo que también continuará propiciando los intercambios y el comercio entre las dos regiones.

En el marco de las relaciones transatlánticas no deben olvidarse las relaciones de la UE con Canadá. En la cumbre celebrada con este país el 4 de junio se acordó fortalecer la cooperación económica, iniciar las negociaciones sobre un acuerdo de transporte aéreo y mantener una estrecha cooperación con Afganistán.

En el conflicto de Oriente Próximo la UE ha conseguido reactivar el Cuarteto para Oriente Próximo. Mediante el respaldo a la iniciativa de paz árabe se generó una nueva dinámica de cooperación internacional. Pero naturalmente los éxitos en el proceso de paz de Oriente Próximo dependen fundamentalmente de la solución del conflicto interpalestino. La Presidencia alemana apoyó al Presidente palestino Abbas en sus esfuerzos por estabilizar la situación en Cisjordania. En lo que respecta a las relaciones con África, la Presidencia sentó una sólida base con los primeros preparativos de cara a la elaboración de una estrategia UE-África. De consuno con la parte africana se elaboró un documento “outline”, que establece el marco de la estrategia común y supone un trabajo preparatorio esencial. Con Sudáfrica se concluyó un plan de acción común, cuya finalidad es impulsar una asociación estratégica entre la UE y ese país. En el contexto de los acuerdos de asociación económica de los países de África, el Caribe y el Pacífico (países ACP), la política comercial se puso al servicio de una lucha eficaz contra la pobreza y de un desarrollo económico sostenible.

Señoras y señores, permítanme que para terminar cite un proverbio africano: “Si quieres ir deprisa ve solo; si quieres ir lejos ve acompañado.” Creo que describe bastante bien el ideal europeísta. Solo actuando juntos podemos salvaguardar este extraordinario ideal europeísta nacido hace más de cincuenta años: ¡Paz, libertad y seguridad jurídica para nosotros!

El gran europeo y antiguo Canciller Federal socialdemócrata Willy Brandt dijo en cierta ocasión: “Confluye lo que de por sí va unido.” Esta sentencia es válida sobre todo para Europa. La ampliación y la profundización también van unidas. Cuando en los años sesenta del siglo pasado Martin Luther King derribó la discriminación racial en los Estados Unidos de América con su famosa frase “I had a dream”, solo era una idea. Europa ya es más que una utopía. Muchas gracias por su atención.